Si bien la alta contaminación que se registró este día en Beijing auguraba que sería difícil observar el eclipse lunar de esta noche -el más largo del siglo- el fenómeno astronómico si pudo apreciarse, aunque parcialmente, en esta parte del mundo.
La mayoría de los habitantes de la capital china prefirió pasar una noche de sueño antes de intentar presenciar el eclipse, sin embargo, mientras más entraba la noche, el rojizo de la luna comenzó a sobresalir entre el cielo gris de esta metrópoli.
Y así, la Luna de Sangre, llamada de esta forma por la espectacularidad de su color, comenzó a opacar las cientos de luces que tintinean diariamente en Beijing.
Este espectáculo fue observado en su mayoría desde los balcones, ya que por la apariencia oscura del día y los múltiples comentarios -tanto de los citadinos como de los especialistas- no se esperaba que fuese digno de la desvelada.
Yang Wenyi, estudiante de maestría en la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing (BFSU, por siglas en inglés) reconoció que quería observar el eclipse en algún lugar abierto o en el planetario de la ciudad.
Sin embargo, ninguna de las opciones ofrecía alguna actividad para este día, y sólo el planetario dio seguimiento al fenómeno desde su página web.
“Pensé que iba a ser difícil observar el eclipse, preferí quedarme en casa y verlo desde mi balcón, aunque si hubiera sabido que se iba a ver cómo se vió, me hubiera gustado alguna actividad al aire libre para verlo con mis amigos”, comentó a Notimex.
Aunque conforme avanzó la noche en China, la Luna se cubrió por una sombra y ya fue difícil apreciar el fenómeno, lo cual hizo que aquellos desvelados prefirieran regresar a su casa.
El comentario general fue que el espectáculo tuvo su mayor esplendor a las 01:00 horas de la madrugada, con una luna rojiza que fue capaz de superar las expectativas de los pekineses.
Aunque la calidad de aire no permitió que se alcanzaran a observar las diferentes fases del eclipse, como si se pudo apreciar en otros países.
Este eclipse es considerado el más largo del siglo, con una duración de alrededor de 103 minutos, y se espera que se vuela a presentar dentro de cien años, siendo el Océano Índico el mejor lugar para observarlo, en esta ocasión.