El aumento de las temperaturas, cómo consecuencia del calentamiento global, puede estar contribuyendo también al incremento en el índice de suicidios, de acuerdo con la revista científica Nature Climate Change que utilizó datos recabados en México y Estados Unidos.
En un estudio, uno de los primeros en relacionar el cambio climático con la salud mental, la revista sugiere que cuando hay temperaturas anormalmente altas en un mes, también hay mayores índices de suicidio, en comparación con la tasa que ocurre cuando el mes tiene un promedio normal de temperaturas.
El reporte incluyó datos sobre las tasas de suicidio en Estados Unidos entre 1968 y 2004 del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), así como las tasas de suicidio mensuales en México entre 1990 y 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La investigación, encabezada por científicos de la Universidad de Stanford, determinó que los índices de suicidio en Estados Unidos y México se incrementan con cada aumento de un grado centígrado en la temperatura promedio de un mes.
El análisis de los datos reveló que los índices de suicidio se incrementan hasta en 0.7 por ciento en Estados Unidos y hasta 2.1 por ciento en México, por cada grado centígrado de aumento en la temperatura promedio mensual.
“Tomamos una ubicación específica y un mes específico, y comparamos las versiones más frías de ese mes con las versiones más calurosas de ese mes, y preguntamos: «¿Los índices de suicidio son diferentes durante esos dos meses? De hecho, descubrimos que lo son», dijo Marshall Burke, profesor del Departamento de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio.
«Encontramos una relación muy consistente entre los aumentos de temperatura y los aumentos en el riesgo de suicidio», dijo Burke al comentar los resultados del reporte.
Sin embargo, Burke aclaró que los hallazgos del estudio de ninguna manera sugieren que la temperatura sea el único factor, o el más importante, asociado con el suicidio.
«El suicidio es un fenómeno muy complejo. Todavía no está bien entendido, y hay muchos otros factores de riesgo más allá del clima que son importantes para el riesgo de suicidio», consideró.
En 2016, el suicidio fue la décima causa de muerte en Estados Unidos al cobrar la vida de casi 45 mil personas, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
A nivel mundial, cerca de 800 mil personas mueren por suicidio cada año, y el 78 por ciento de los suicidios ocurre en países de ingresos bajos y medios, según la Organización Mundial de la Salud.
Los investigadores utilizaron sus hallazgos para estimar que, para el año 2050, el cambio climático podría estar vinculado a un total de 14 mil 20 suicidios en Estados Unidos y hasta siete mil 460 en México.
Los científicos examinaron también si la temperatura mensual se correlacionaba con los patrones de mensajes depresivos en las redes sociales que contenían ciertas palabras clave como «deprimido», «solitario» o «suicida».
Los investigadores recolectaron y analizaron más de 622 millones de actualizaciones de Twitter en Estados Unidos entre mayo de 2014 y julio de 2015. Compararon esas publicaciones de Twitter con sus datos mensuales de temperatura.
Descubrieron que un aumento de un grado centígrado en la temperatura promedio mensual aumentaba la probabilidad de que una publicación de Twitter expresara lenguaje depresivo en un 0.79 por ciento en un análisis y en un 0.36 por ciento en otro.
El estudio tuvo algunas limitaciones, incluyendo que los hallazgos mostraron solo una asociación entre los aumentos anormales de la temperatura y las tasas de suicidio, por lo que se necesita más investigación para determinar por qué existe ese vínculo.
Una hipótesis sugiere que «a medida que empeoren las condiciones económicas, eso también podría empeorar la salud mental», dijo Burke. Otra hipótesis apunta a la respuesta fisiológica humana a las altas temperaturas.
«Los estudios sugieren que algunos componentes de la química cerebral, en particular ciertos neurotransmisores, son importantes tanto en la salud mental como en la forma en que el cuerpo regula su temperatura interna», explicó Burke.
«Eso para nosotros sugiere al menos que existe un vínculo biológico plausible entre la temperatura, la regulación térmica y cómo el cerebro regula su propia emoción», dijo.
«Para nosotros, una explicación fisiológica de este tipo se ajusta mejor a nuestros datos porque encontramos una relación igual de notable en todos los grupos socioeconómicos en Estados Unidos, pero necesitamos mucha más investigación para explorar esta hipótesis