Vera Koulkova, jefa de sección de los violines segundos de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA), ha logrado combinar su carrera profesional con su labor como madre, situación que es admirada por sus dos hijos, Polina y Andrei Rumanov.
“Es impresionante como mantiene el balance en su vida como artista y madre. Todo lo anterior para nosotros es un ejemplo a seguir: la pasión, dedicación y esfuerzo que nos inculcó en la vida”, señalaron Polina y Andrei, de acuerdo con información difundida por un comunicado.
“Tiene el don de la comunicación universal, pues como músico es de las únicas personas que pueden hablar al mundo. Nos ha enseñado que la vida tiene un propósito. Ella con sus manos habla el lenguaje del corazón y así, el mundo es un poco más brillante”, agregaron.
Polina y Andrei creen que “tener una madre artista es sumamente mágico”, pues desde pequeños les parece increíble poder escuchar los días de práctica antes de que su madre presente la obra final al público.
Hace tiempo, Vera Koulkova compartió en entrevista: “Ha sido complicado combinar mi vida de artista con niños pequeños, porque la profesión de un violinista es muy demandante en la entrega y tiempo de estudios. Yo encuentro en mis hijos mucho respeto y apoyo a mi profesión”.
Respecto a las jóvenes artistas que desean desarrollarse profesionalmente y al mismo tiempo ser madres, dijo: “¡Tener hijos es una maravilla! No teman, van a poder organizar bien su vida, sin sacrificios y sufrimientos. ¡Véanos a nosotros, pudimos cumplir bien las dos tareas!”, aseguró.
La uzbeca Vera Koulkova estudió violín a los ocho años, a los 11 tocó su primer concierto como solista con acompañamiento de orquesta; tiene una maestría como concertista, solista de orquesta, conjuntos de cámara y profesora de música y es integrante de la Orquesta Sinfónica de Minería, miembro del Cuarteto Aurora y maestra en la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez.