El calor ambiental puede causar resequedad en los ojos de las personas, especialmente en aquellas que padecen enfermedades reumáticas o que son adultas mayores, por lo que necesitan lubricarlos de manera artificial, informó la especialista Luz María Arce Romero.
En un comunicado, la oftalmóloga adscrita al Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, indicó que aunque parece inofensivo el “ojo seco”, como se le denomina comúnmente, es riesgoso.
“Puede propiciar la aparición de úlceras, además de que los ojos van perdiendo brillo y transparencia conforme transcurren los años sin que el paciente acuda al médico por un tratamiento”, explicó.
Añadió que si las glándulas lagrimales no cumplen su función biológica, es decir, producir lágrimas para hidratar el ojo, los globos oculares tienden a perder transparencia desde la periferia (los extremos) hacia el centro.
“Los ojos se van llenando de vasitos sanguíneos hasta que la opacidad es completa. También hay ulceraciones que se infectan y pueden perforar la superficie, dejando manchas blancas que obstruyen la visibilidad”, detalló.
En estos casos, indicó la también experta en Oculoplástica, lo mejor es que el paciente lubrique su ojo con medicamento especial, recetado siempre por el médico.
Agregó que la frecuencia de la aplicación depende de las condiciones del paciente y la severidad de su problema, ya que la lágrima artificial puede ayudar en caso de que la producción natural sea baja e incluso nula.
“Si sabemos que tenemos ojo seco, no dejemos pasar tiempo y vayamos a consulta. Muchos pacientes pueden tener ojo rojo y después de algunos tratamientos caseros no se recuperan. Cuando vienen con nosotros les hacemos prueba de secreción lagrimal y el resultado es deficiente. Ahí inicia su tratamiento”, dijo.
Arce Romero recordó que de la lubricación ocular depende la transparencia de la córnea y por tanto la agudeza visual. Entre menos transparentes y lubricados estén los ojos, menor será la capacidad para ver.