Eva Gómez García, encargada de la Unidad de Investigación Básica Aplicada, explicó que esta enfermedad se caracteriza por un crecimiento anormal de células germinales en los tejidos de la matriz, estroma y epiteliales, el cual se presenta entre los 55 y 80 años de edad, sin embargo, advirtió que han empezado a detectarse casos en pacientes de 30 años.
“Los síntomas son inestables y pueden confundirse con otros malestares del sistema digestivo como inflamación en el abdomen, estreñimiento, sensación de comer poco y llenarse rápido o dificultad para digerir alimentos”, precisó.
Al respecto, la especialista recomendó acercarse al médico general y ante cualquier síntoma no resuelto en 15 días, acudir con un gastroenterólogo y, de acuerdo con la evolución en el tratamiento implementado, al oncólogo.
Detalló que una vez diagnosticada la enfermedad, un ultrasonido pélvico y el marcador tumoral son requerimientos que determinarán en qué fase se encuentra la paciente y se iniciará la medicación o terapia nuclear a utilizar.
En el ISSEMyM se reciben más de 200 pacientes anualmente con este tipo de cáncer; sin embargo, la mayoría acude cuando se presentan dolores agudos en la espalda y pelvis, pérdida de peso, variaciones en los periodos menstruales, estos signos refieren la probabilidad que la patología avanzó significativamente y ha invadido órganos cercanos, lo que se conoce como metástasis.
Por ello, especialistas del Instituto sugieren realizarse una revisión médica, al menos cada seis meses, para descubrir cualquier anomalía en el organismo y prevenir futuras enfermedades, así como acudir a los servicios de urgencia para ser atendidas si se intensifican los síntomas.