Más que sorprendidos quedaron muchos mexicanos y políticos con el resultado de las elecciones del pasado domingo en donde no hubo más que reconocer de forma obligada el rotundo triunfo del candidato Andrés Manuel López Obrador, quien sin duda supo aprovechar el descontento general para obtener en está su tercera oportunidad el triunfo, jalando casi a todos sus candidatos en cascada a dar una verdadera paliza a sus contrincantes.
Si vemos de primera instancia lo que ocurrió, es fácil saber porque la ciudadanía tomó la decisión de ir a las urnas de forma masiva y otorgar su confianza a una persona, de la cual muchos mexicanos no estamos seguros que sea la mejor opción, pero es que simplemente de los tres no se hacía uno, para la mayoría él es la más viable para sacarnos del enorme bache en que nos encontramos.
Sí fue el enojo lo que movió la conciencia de los mexicanos y por ello sin dudarlo dieron el llamado voto de castigo, dando así una lección al gobierno en turno que una y otra vez dio muestras de que no podían controlar la impunidad y corrupción que se esparció sin medida durante estos últimos seis años en todos los ámbitos del gobierno.
Desde el gobierno federal comenzó a gestarse su propia derrota; desde los secretarios, presidente de la República así como familiares de muchos de ellos abonaron a fincar en el votante ese innegable coraje por los abusos cometidos, porque todos ellos fueron expuestos casi uno tras otro, no podían reponerse de una los ciudadanos cuando ya llegaba otra mala noticia.
Siendo así, aquello que muchos llamaron enojo se transformó en un sentimiento de venganza, de rencor y movió a millones a votar por Andrés Manuel López Obrador, a quien en lo personal no considero como una buena opción, pero es que en realidad no consideraba a alguno de los otros tres como buena opción para lograr un verdadero cambio en la nación.
Era evidente que muchos no imaginaron los resultados de las votaciones, ahora el candidato con la mayoría en muchos congresos estatales y tal vez en federal podrá hacer si así lo desea muchos cambios, eliminando, transformando o redireccionando muchas acciones del actual gobierno.
El reto será generar compromisos que se puedan cumplir, llevar a cabo la venta de un avión, bajar de precio la gasolina o detener la construccíón de un aeropuerto no son los hechos que México requiere para llevar a millones de confiados votantes a tener un respiro.
Las acciones, de ahora en adelante del futuro gobernante deberán ser muy responsables y estudiadas, en ello fincarán su permanencia en el poder o tal vez el paso fugaz de MORENA en la silla presidencial y en muchos estados y ayuntamientos, este partido ganador absoluto en estas elecciones tiene ante sí el mayor reto, que es la continuidad, porque debemos recordar que en los últimos tres sexenios hubo dos cambios de partidos en el gobierno.
El Movimiento de Regeneración Nacional será el tercero en gobernar México y los cambios en los últim0s experiencias no dejaron un buen sabor de boca, por ello la lección es más que clara, o se redefine el rumbo hacia un progreso igualitario o en seis años estaremos viendo la llegada de otro instituto político diferente a la presidencia, o quizá el regreso de alguno de los que ya gobernaron.