Más de 160 Estados miembros de la ONU votaron a favor de una resolución para discutir los efectos de los «robots asesinos», y pidieron la negociación de un tratado que prohíba su uso legal. Estos avances en tecnología e inteligencia artificial (IA) han facilitado la proliferación de estas armas autónomas.
El 2 de diciembre, 166 países apoyaron una resolución que aboga por la creación de un foro en la ONU para debatir sobre los desafíos graves que representan las armas autónomas letales y cómo abordarlos. Mientras tanto, 15 países se abstuvieron, y tres (Bielorrusia, Corea del Norte y Rusia) votaron en contra.
Human Rights Watch (HRW) señaló que muchos de los países que se abstuvieron o votaron en contra son inversores clave en aplicaciones militares de IA y tecnologías relacionadas, que se utilizan para desarrollar armas autónomas en tierra, aire y mar.
La resolución de la ONU reconoce las consecuencias negativas de estos sistemas de armas autónomas, como el riesgo de una carrera armamentista, el deterioro de la seguridad global y la intensificación de conflictos y crisis humanitarias. Además, se propone la celebración de una consulta en Nueva York el próximo año para estudiar un informe del secretario general sobre los peligros de estas armas y lograr una mayor comprensión internacional sobre el tema.
En su informe de agosto, el secretario general de la ONU, António Guterres, señaló que las máquinas con poder para quitar vidas humanas son «políticamente inaceptables y moralmente repugnantes», por lo que deberían ser prohibidas por el derecho internacional.
Las consultas estarán abiertas a países miembros de la ONU, Estados observadores, organizaciones internacionales y regionales, el Comité Internacional de la Cruz Roja, ONGs y la comunidad científica.
Mary Wareham, subdirectora de crisis, conflictos y armas de HRW, indicó que el siguiente desafío es negociar un tratado que establezca un marco para evitar un futuro de «asesinatos automatizados». Sin embargo, HRW advirtió que la resolución de la ONU del 2 de diciembre no obliga a negociar un tratado de prohibición, ya que algunos países, como Estados Unidos, se opusieron firmemente a ello.
Los «robots asesinos» funcionan seleccionando y atacando objetivos basados en datos procesados por sensores, sin intervención humana. Los avances tecnológicos y de IA permiten que estas armas operen sin un control humano significativo, tomando «decisiones de vida o muerte» sobre cuándo, dónde y contra quién aplicar fuerza letal.