En las inmediaciones de un paisaje natural, donde se avizora el crecimiento urbano, los habitantes de Temoaya y comunidades circunvecinas, encuentran apertura en Promotoras Ñhahto, Institución de Asistencia Privada, perteneciente a una red de mujeres indígenas promotoras de la salud.
Crisol de la cultura regional, en este municipio, sus habitantes muestran arraigo por su lengua, tan es así que la consulta brindada por la promotora de la salud se lleva a cabo en otomí para curar las dolencias de una mujer mayor, que por instantes distrae su atención para obsequiar una sonrisa, sin perder de vista las indicaciones recibidas sobre el tratamiento que, a base de herbolaria, ha sido elaborado para alcanzar su cura.
Promotoras Ñhahto para un Desarrollo Integral Comunitario, fue constituida en 1999 ante la Junta de Asistencia Privada del Estado de México (JAPEM), organismo sectorizado a la Secretaría de Desarrollo Social.
Dicha fundación realiza labor asistencial, sobre todo con mujeres otomíes, con el objetivo de que sean reconocidas como personas valiosas en su comunidad, preservando y aportando los valores propios de su cultura.
Angelina Bermúdez Romero, Presidenta y Representante legal de la institución, explica que, a finales de la década de 1980, una religiosa llegó a la comunidad y observó las necesidades de las personas, principalmente en cuestiones de salud.
Luego congregó a las mujeres de toda la región y comenzó a proporcionarles talleres de herbolaria y elaboración de microdosis.
“Comenzamos a reunirnos cada ocho días en casas de las diferentes comunidades, empezamos a estudiar las hierbas y rescatar los conocimientos que nuestras madres y abuelas ya tenían.
“Así nos capacitó para ya no dar al enfermo la medicina en té o infusión, sino a obtener las propiedades medicinales sin maltratar a la planta, sin cortarla de raíz, de manera que se preservara la naturaleza y las cualidades”, comenta.
Angelina Bermúdez destaca que Promotoras Ñhahto pertenece a una red de mujeres indígenas promotoras de salud en todo el territorio nacional y cada tres meses celebran reuniones para el intercambio de experiencias, compartir conocimientos y hierbas medicinales.
“Lo que nosotras tenemos se los llevamos; ellos traen plantas que no tenemos aquí y así todos obtenemos las hierbas que necesitamos, nuestro estado es muy rico en herbolaria”, expresa orgullosa mientras muestra los diferentes concentrados herbales, utilizados para la elaboración de las microdosis, así como de champús, cremas y jabones.
“La mujer es quien lleva la responsabilidad de la casa, quien cuida la salud de su familia, tiene más esa esencia de velar por la salud de sus hijos, de su esposo, sus abuelos, es por eso que nosotras capacitamos a las mujeres, pues ellas también tienen más paciencia para aprender”, señala.
“Gracias a la Junta de Asistencia Privada del Estado de México, hemos ido construyendo más espacios para atender a un mayor número de personas; nos han ayudado para adquirir los aparatos que necesitamos en las terapias como son tapetes de jade, camas para masajes, un regenerador, cama para fisioterapia y otras cosas, además en la JAPEM nos brindan capacitación para mantener nuestra institución en regla en lo legal, lo de contabilidad, por eso nos dan la certificación positiva cada año”, explica.
Añade que el valor de Promotoras Ñhahto significa una experiencia exitosa, pues se respetan los valores y tradiciones culturales del pueblo otomí y al mismo tiempo se abre la oportunidad de conocer su sabiduría ancestral en hierbas medicinales.
“La salud es lo que nos da calidad de vida, sanando nuestros sentimientos, también sanamos nuestro cuerpo; para nosotras, las mujeres otomíes, rescatar nuestro conocimiento es como rescatar a tu propio ser, tu origen, porque se están acabando nuestras raíces, nuestra lengua, nuestra vestimenta, pero pienso que, valorándonos a nosotras mismas, vamos a salir adelante”, concluye.