México enfrenta una de las etapas más complicadas de la historia en todos los ámbitos. La economía sufre cada día mayor desestabilidad, los empleos son escasos o simplemente no son remunerados correctamente, la inseguridad se apodera de las calles, la educación es deficiente y los gobernantes están más preocupados por mantenerse en el poder que en solucionar los problemas que atañen a la sociedad.
Desafortunadamente muchos mexicanos ya se acostumbraron a vivir en un entorno desolador. Este no es el país por el que muchos han perdido la vida, podría prosperar si en verdad los ciudadanos se organizaran para comenzar la transformación que tanto han exigido. Las oportunidades no llegarán por la casualidad o por un grandioso golpe de suerte; es necesario sumar voluntades y lograr un frente común.
Los bloqueos y manifestaciones de los últimos días sólo representan el comienzo de la lucha; a eso se enfrentará el nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador; como precursor del repudio ante los malos gobiernos será el primero en ser juzgado, o eso es lo que esperan sus adversarios, porque aparentemente su administración se perfila a ser ejemplar.
Obrador arrancará su gestión atendiendo temas muy polémicos como la continuidad de las reformas impulsadas por Enrique Peña Nieto, la reubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la legalización de la mariguana, la despenalización del aborto, la aprobación de los matrimonios entre parejas del mismo sexo, la extradición de los narcotraficantes y delincuentes más peligrosos, la continuidad del muro fronterizo impulsado por Donald Trump, así como el seguimiento y atención de la caravana migrante.
Aparentemente ya es un mesías sin haber llegado al poder, porque dentro de su mandato seguirán discutiéndose temas prioritarios para el país ante el mundo, como las nuevas disposiciones a instituciones bancarias, la operatividad de los sindicatos y organizaciones civiles, la eliminación de pensiones a ex presidentes, la privatización de más sectores del gobierno y el respaldo absoluto del Congreso.
AMLO debe estar consciente de que los mexicanos y los medios de comunicación serán decisivos en la consolidación del proyecto de nación que busca promover. La imagen de México a nivel internacional tendrá que ser impecable para atraer la inversión extranjera y por si fuera poco Obrador deberá doblegarse ante muchos líderes mundiales para garantizar fondos que le permitan cumplir sus promesas de campaña. Esto es sólo el comienzo de un sexenio histórico.
¿AMLO estará consciente de que la tarea que esta por asumir no será nada sencilla?
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Juan Carlos Miranda de Paz
Maestro en Administración y Políticas Públicas
Licenciado en Ciencias Políticas y Gestión Pública
Estratega de Marketing Digital y Social Media Manager
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