De acuerdo con el Departamento de Salud Reproductiva del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), este padecimiento es poco común y afecta únicamente a la población femenina, quienes la presentan, se caracterizan por tener talla baja y ovarios que no producen hormonas femeninas ni óvulos.
El Síndrome de Turner es ocasionado por una anomalía cromosómica en la que existe pérdida total o parcial de un cromosoma X, afectación que se da durante el desarrollo del embrión y se diagnostica a través de un análisis genético que consiste en tomar una muestra de sangre para detectar qué cromosomas están ausentes o alterados.
Las niñas y mujeres con este padecimiento, tienen riesgo de presentar anormalidades congénitas en corazón y riñones, también infecciones crónicas o recurrentes del oído medio y son propensas a desarrollar problemas cardiovasculares como ensanchamiento o estrechamiento de la válvula aortica, hipertensión arterial, sobrepeso, diabetes, cataratas, tiroiditis de Hashimoto y huesos frágiles.
Además, sus condiciones físicas, problemas de salud y de infertilidad las hace propensas a tener baja autoestima, ansiedad y depresión. Sumando a lo anterior, pueden manifestar dificultades de aprendizaje, sobre todo en matemáticas y en tareas que requieren habilidades espaciales, como lectura de mapas u organización visual.
El tratamiento de las pacientes con Síndrome de Turner es multidisciplinario, ya que requieren de seguimiento en unidades médicas de segundo o tercer nivel de atención para recibir terapia hormonal, detección y atención de enfermedades crónico degenerativas, así como de anomalías cardiacas, alteraciones urinarias, visuales, trastornos de conducta y sus complicaciones.
Dado que el Síndrome de Turner es un trastorno genético, no tiene cura, sin embargo, las pacientes que reciben tratamiento adecuado pueden tener una vida plena y productiva.