
México cerrará 2025 como el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo, sólo detrás de Gaza, según el balance anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La organización atribuye este deterioro a la expansión del crimen organizado y a la ineficacia del Estado para garantizar la seguridad de quienes informan.
“Ver de nuevo esta ubicación de México como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo nos indica que las garantías no están funcionando, la protección, las investigaciones y otras acciones de política pública”, advirtió Balbina Flores, representante de Reporteros Sin Fronteras en México, en entrevista.
Impunidad, el problema de la violencia contra periodistas
La impunidad sigue siendo el núcleo del problema; el documento de Reporteros sin Fronteras señala que más de 90% de los asesinatos de periodistas y la totalidad de las desapariciones permanecen sin resolver. Para Flores, esta inacción estatal alimenta un ciclo de violencia cada vez más letal. “La impunidad es uno de los problemas más graves, presente en más del 90% en los asesinatos de periodistas y en el 100% de las desapariciones. Estos datos hacen que prevalezca una situación grave para las y los periodistas en México”, alertó.
Ante ello, Flores insistió en que el Estado mexicano debe revisar a fondo sus políticas de investigación y protección. Ante lo cual, recordó que en 2024 la presidenta Claudia Sheinbaum firmó compromisos con la organización, incluyendo el combate a la impunidad: “El Legislativo tendrá que hacer una revisión profunda del mecanismo de protección y las fiscalías deben priorizar las investigaciones”, explicó.
Narrativa oficial contra la prensa contribuye al riesgo
Además de la falta de resultados institucionales, Flores subrayó que la narrativa oficial contra la prensa también contribuye al riesgo, como ocurre con la estigmatización, dijo, abre la puerta a agresiones que pueden escalar hasta el asesinato.
El odio y la impunidad hacen de 2025 uno de los años más mortíferos, muchos periodistas han sido asesinados por informar”, además de ser “amenazados o denostados, lo cual desvaloriza cada vez más la labor periodística”, añadió que incluso las autoridades los criminalizan antes que investigar las causas de su asesinato.
El mecanismo federal de protección, creado hace más de una década, tampoco está respondiendo a la magnitud de la crisis. Aunque brinda resguardo a más de 600 periodistas, sus fallas estructurales se han vuelto evidentes: “Es un organismo con recursos y personal limitado, sí funciona, pero tiene muchísimas deficiencias internas”, lamentó.
