
Mientras la población de Calimaya enfrenta diariamente problemas de inseguridad, el alcalde Omar Sánchez ha decidido invertir en su propia protección con recursos públicos.
Hace unos meses, destinó más de dos millones de pesos para adquirir una camioneta Chevrolet Suburban 2025, presuntamente blindada, destinada exclusivamente a su servicio.
Para muchos ciudadanos, esta compra representa un lujo innecesario y no una medida de seguridad justificada.
En lugar de garantizar mayor vigilancia o patrullajes en las comunidades, el presidente municipal ha preferido asegurar su propio traslado con comodidad y sin riesgos.
La contradicción es evidente: mientras él se protege, los calimayenses continúan expuestos.
Prueba de ello es que en la más reciente reunión de seguridad intermunicipal desarrollada en Toluca, Sánchez brilló por su ausencia, siendo el único alcalde que no se presentó.
Su falta refleja desinterés por coordinar esfuerzos en favor de la seguridad pública.La pregunta en las calles es una sola: ¿era realmente indispensable pasar de un vehículo modesto a uno de lujo blindado? O peor aún, ¿estamos ante uno más de los gastos cuestionables de un edil que parece gobernar más para su beneficio que para el bien común?
