
La guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá ha escalado nuevamente. Aunque ambos países comparten una de las relaciones comerciales más estrechas del mundo, la confrontación política y comercial ha tomado un nuevo rumbo tras los recientes posicionamientos de Canadá sobre el conflicto en Medio Oriente.
La disputa comenzó a resurgir a principios de este año cuando Donald Trump, tras regresar a la presidencia, anunció una revisión de todos los acuerdos comerciales con socios que, según él, “socavan los intereses estratégicos de Estados Unidos”. Canadá, que ha mantenido una postura diplomática más crítica hacia Israel en el conflicto con Palestina, fue incluido en la lista de países bajo “observación especial”.
En junio de 2025, la administración Trump otorgó una prórroga de 45 días a Canadá antes de reimponer aranceles a productos clave como madera, aluminio y vehículos eléctricos. La medida buscaba que Ottawa reconsiderara su postura frente a las recientes resoluciones de la ONU, en las que apoyó llamados a una solución de dos Estados y denunció excesos en Gaza por parte del gobierno israelí.
Pese a la presión, el primer ministro Justin Trudeau mantuvo su posición, defendiendo la necesidad de “una política exterior independiente, basada en el derecho internacional y los derechos humanos”. Esta respuesta enfureció aún más a Trump, quien acusó a Canadá de “alinearse con enemigos de Occidente”.