
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aceptado un lujoso avión Boeing 747-8, valorado en aproximadamente 400 millones de dólares, ofrecido por la familia real de Qatar. Este jet, apodado «palacio volador», será utilizado como Air Force One provisional mientras se completan los nuevos aviones presidenciales, cuya entrega está prevista para 2029.
La relación entre Trump y Qatar ha sido compleja. En 2017, Trump respaldó la campaña de Arabia Saudita para aislar a Qatar, acusándolo de financiar el terrorismo. Sin embargo, en años recientes, ha elogiado a ese país y ha mantenido relaciones comerciales con figuras prominentes del país, incluido el ex primer ministro Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani.
Sin embargo, la aceptación del avión ha provocado críticas dentro del propio Partido Republicano. Senadores como Rick Scott, Josh Hawley y Ted Cruz han expresado su preocupación por posibles violaciones a la Constitución y riesgos de seguridad nacional, dada la relación de Qatar con grupos como Hamás. Además, figuras conservadoras como Ben Shapiro y Mark Levin han cuestionado la ética de aceptar regalos tan costosos de Gobiernos extranjeros.
Implicaciones legales
Según expertos legales, aceptar regalos de Gobiernos extranjeros sin la aprobación del Congreso podría violar la Cláusula de Emolumentos de la Constitución de EE. UU. El representante Jamie Raskin ha iniciado una investigación para determinar si la aceptación del avión constituye una infracción legal.
También, existen preocupaciones sobre posibles riesgos de espionaje, dado que el avión proviene de un país con vínculos a organizaciones extremistas.