
«Nos ponemos en las manos de Dios, ojalá esté bien, no la encontramos, su teléfono suena pero nadie contesta», dice una mujer que busca desesperadamente a su suegra que viajaba en el autobús que lo impactó el tren en Atlacomulco.
«Se siente bien feo pero que podemos hacer», insiste mientras las lágrimas invaden su rostro, al observar como los peritos laboran para recuperar los cuerpos de las víctimas que terminaron entre los escombros.
Ella, salió de San Felipe del Progreso para dirigirse hacia la Ciudad de México donde trabaja en una casa familiar y los fines de semana regresa a casa, en la lista de los heridos no aparece su nombre, se angustia más.
La gente se arremolina, preguntan a los policías, el lugar a donde trasladaron a los pasajeros lesionados del camión Herradura de Plata que terminó partido a la mitad por el impacto de la locomotora Kansas City Southern.
El crucero de la carretera Maravatio Atlacomulco, en minutos se llenó de ambulancias del Servicio de Urgencias del Estado de México, Protección Civil de varios municipios y Cruz Roja, era cerca de las 07:00 horas.
Los paramédicos encontraron en la cinta asfáltica algunos cuerpos sin vida, otros atrapados en el vehículo del transporte público de dos niveles que terminó destrozado de la parte alta debido a la colisión.
Más de 40 lesionados tuvieron que ser hospitalizados en clínicas de la demarcación ubicada en la zona norte de la entidad, dos pacientes del sexo femenino fueron llevadas vía aérea hasta la ciudad de Toluca.
Del conductor que intentó ganarle el paso a la máquina de acero nadie sabe de su paradero, por minutos el equipo forense apoyados de socorristas que utilizaron equipo hidráulico sacaron los cuerpos prensados.