
Por Rodrigo Avilez González.
Llegó el tan esperado debate entre candidatas por la gubernatura del estado de México y el resultado fue peor de lo que se esperaba, ganaron las descalificaciones y la falta de propuestas concretas y perdimos los ciudadanos.
En solo una hora pudimos ver resumidas lo que han sido varias semanas de campaña y de precampañas, destacando que no existen por parte de ambas mujeres soluciones reales y respuestas concretas para los grandes problemas que vivimos los mexiquenses.
En primer lugar, vimos a Delfina Gómez jugar el papel que se esperaba, una abanderada con falta de personalidad que pretendio llevar el papel de no engancharse en la disputa de los dimes y diretes.
Sin embargo, al momento de tener que responder a los cuestionamientos sobre sus estrategias para atender asuntos relacionados con corrupción o violencia de género no pudo definir con exactitud cómo va a trabajar estos rubros.
Y de Alejandra del Moral no hubo sorpresas, salió a darle a la adversaria con todo, lo cual se esperaba como su principal estrategia para subir puntos después del debate.
Pero qué pasó con sus planteamientos para mejorar la vida de los ciudadanos, no pasó nada, se mantuvo en el mismo discurso que lleva en campaña basado en promesas, pero sin decir cómo las va a cumplir.
Por su parte la moderadora, la periodista Ana Paula Ordorica, por momentos parecía que no fue imparcial ya que arremetió en par de ocasiones contra la morenista porque no le respondió de forma concreta lo que cuestionó y fue más condescendiente con la priísta que le sacaba la vuelta a sus cuestionamientos.
Desde mi punto de vista, los mexiquenses perdimos la oportunidad de conocer más sobre las políticas públicas que tienen las candidatas para gobernar en los siguientes años y solo nos percatamos de lo vacías que están siendo estas campañas y de que este debate no tuvo fondo, solo dejó entrever que estamos en manos de personas sin un plan definido y que su mensaje es y será el mismo hasta el 4 de junio.
