
El asesinato del senador Miguel Uribe Turbay, a menos de un año de las presidenciales, revive los fantasmas de la violencia política y altera el tablero electoral.
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En la madrugada de hoy lunes, Colombia volvió a enfrentar un trauma que creía superado: el magnicidio de un candidato presidencial. El senador Miguel Uribe Turbay, de 39 años y precandidato por el opositor Centro Democrático, falleció en Bogotá a consecuencia de las graves heridas que sufrió el pasado 7 de junio, cuando fue baleado durante un mitin político. Su deceso, confirmado por la Fundación Santa Fe a la 1:56, desató una oleada de reacciones y abrió un incierto capítulo en la política nacional, a menos de un año de las elecciones presidenciales.
El crimen, calificado por analistas como el primer magnicidio en Colombia en 35 años, no sólo privó a la oposición de una figura con alta proyección electoral, sino que reactivó viejas fracturas políticas y narrativas de seguridad que marcarán la campaña de 2026.
De la esperanza a la tragedia
Uribe Turbay se encontraba hospitalizado desde el ataque, que le dejó varios impactos de bala, dos de ellos en la cabeza. Durante dos meses, su estado fue de pronóstico reservado. El pasado fin de semana, una hemorragia en el sistema nervioso central agravó su cuadro, obligando a nuevas intervenciones neuroquirúrgicas de urgencia. Finalmente, el senador no resistió.
La Fiscalía General informó que seis personas fueron detenidas, entre ellas un menor de 15 años acusado de ser el autor de los disparos. Sin embargo, el móvil sigue sin esclarecerse. Una hipótesis, planteada por una fiscal del caso, sostiene que el atentado podría haber estado motivado por su condición de senador y precandidato presidencial, aunque esta línea fue criticada por el presidente Gustavo Petro por considerarla apresurada.
Una muerte que evoca fantasmas
El asesinato de Uribe Turbay reaviva memorias de la violencia política de finales del siglo XX, cuando Colombia vio caer a figuras como Luis Carlos Galán Sarmiento, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo. Entre 1989 y 1990, tres aspirantes presidenciales fueron asesinados en apenas seis meses, en medio de un clima dominado por el narcotráfico y la guerra interna.
La tragedia tiene, además, un eco personal: la madre del senador, la periodista Diana Turbay, murió en 1991 durante un fallido rescate tras haber sido secuestrada por el grupo narcotraficante Los Extraditables, liderado por Pablo Escobar. Miguel Uribe citaba a su madre como una de sus principales inspiraciones para entrar en política.