
El primero evalúa la escala, el alcance y el impacto de 15 mercados criminales y evalúa la estructura y la influencia de cinco tipos de actores criminales. El segundo mide la preparación de los países para enfrentar el crimen organizado.
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De acuerdo con el reporte, hay cuatro elementos que caracterizan al crimen organizado en América Latina y el Caribe: control territorial, gobernanza criminal, extorsión y captura del Estado.
Los grupos criminales, detalla, controlan territorios que van desde algunas manzanas en zonas urbanas hasta grandes áreas rurales, donde monopolizan mercados ilícitos (y a veces lícitos) a través de la coerción y la violencia.
Grandes porciones del territorio, apunta, están bajo el control de grupos criminales, en particular en Colombia, México, Brasil, Ecuador y Venezuela.
“En los territorios que controlan, las organizaciones criminales dictan las reglas del juego. Proveen servicios a la comunidad, sustituyendo al Gobierno, especialmente en la provisión de seguridad y justicia, a menudo en respuesta a demandas de la ciudadanía”, añade.