
El Gobierno del Estado de México, a través del Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías (IIFAEM), cuenta con 651 maestras y maestros artesanos registrados en la rama de gastronomía, de los cuales 132 pertenecen a la subrama de dulce tradicional a quienes apoya al abrir espacios para la comercialización de sus productos.
Desde Malinaltenango, en Ixtapan de la Sal, una madre y su hija mantienen viva una de las tradiciones más añejas de la gastronomía artesanal mexiquense: el dulce de pepita, también conocido como dulce de pipián. En su taller “La herencia de los abuelos”, ambas preservan la técnica, el sabor y el amor por este legdo ancestral.
Desde pequeñas, María Eugenia Rojas Flores y su hija Clara Monserrat Cruz Rojas aprendieron el oficio de elaboración del dulce bajo la guía de su madre y abuela, quienes les enseñaron a moldear las primeras figuras con la masa de pepita de calabaza.
El proceso artesanal del dulce de pepita inicia con el remojo de la semilla durante 24 horas, su lavado y la eliminación de sus dos capas naturales. Posteriormente, la pepita se muele y se cuece en cazuela con azúcar, moviendo constantemente para evitar que se queme. De esta preparación surge una masa espesa que, una vez fría, se puede moldear para dar vida a las tradicionales figuras de borregos, gallinitas, corazones, panes y frutas.
Con el paso del tiempo, las maestras artesanas han innovado en los diseños y la decoración de las piezas, incorporando colorantes naturales y nuevas formas sin alterar el sabor original. Además, Clara ha desarrollado una versión especial del dulce con 50 por ciento menos azúcar y mayor cantidad de pepita.
A través del IIFAEM, han recibido apoyo de materia prima, así como información y orientación que les ha permitido participar activamente en ferias y exposiciones artesanales en diferentes estados del país y Estados Unidos.
“Es una tradición que tenemos, pero para nosotros es un apoyo, es un recurso que entra a la casa”, expresó María Eugenia Rojas Flores.
La Secretaría de Cultura y Turismo fortalece el vínculo con maestras y maestros artesanos, fomentando el orgullo por la identidad local y abriendo nuevas oportunidades para la gastronomía artesanal, demostrando que el Estado de México es Un Destino Hecho a Mano.
