
El obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel indicó que los grupos criminales hacen caso omiso al llamado de Dios, pues su devoción está en el dinero, el placer y el poder de sus armas producto de la extorsión más que de la droga.
Pero dijo confiar en la nueva estrategia de seguridad del gobierno federal, aunque aún falta mucho por hacer; a pesar de los constantes diálogos sostenidos con autoridades de nivel estatal y federal, integrantes de la delincuencia organizada siguen extorsionando a todo mundo no sólo en la zona sur sino en otros sitios del territorio mexiquense.
“Los ejemplos están muy cerca de nosotros, por ejemplo un conocido mío tiene una carnicería; debe comprar los toros y los cerdos a los de La Maña al precio que ellos dicen. Esta misma situación la padecen en tantos otros campos de la vida de los pobres y campesinos, que deben ceñirse a lo que ellos disponen”, comentó.
Cuando se ha hablado de este tema con las autoridades correspondientes, mencionó el Cardenal, ofrecen luchar contra ello, de hecho, lo están intentando con la nueva estrategia de seguridad de la Presidenta del país, Claudia Sheimbaum que tiene como objetivo combatir esa delincuencia.
“Mandan más policías y ejército; quieren limpiar la corrupción que hay y detienen a quienes consideran ligados a grupos delictivos. Les agradecemos sus esfuerzos, pero mientras no se detenga a los cabecillas, que todos sabemos quiénes son y dónde viven, estos grupos seguirán imponiendo su dominio”, aseveró.
Monseñor Arizmendi Esquivel, señaló que desafortunadamente hay presidentes municipales y policías locales que no son libres para actuar, sino que deben acatar las órdenes de esos grupos armados.
“A veces, los presidentes no están coludidos con el crimen, sino obligados a pagar una cantidad mensual o cederles algunos puestos en el gobierno municipal, para poder desempeñar su cargo municipal. Hay que atacar las cabezas y desarticular sus grupos”, insistió.
Finalmente reiteró que si bien se han hecho llamados y exhortos a treguas de violencia para no hacer más daño a la comunidad, estos grupos hacen caso omiso e ignoran a Dios, “yo mismo he hablado con alguno de ellos invitándole a dejar ese estilo de vida, pero siguen igual. Lo que les mueve es la gran cantidad de dinero que sacan sobre todo de la extorsión”.
