
Entre los porteños había una leyenda urbana, un mito genial que todo mundo conocía “Acapulco nunca será tocado por un huracán, los cerros que lo rodean lo defienden” y así vivió esta leyenda por muchos años hasta que llegó el huracán Paulina, que derribó este mito genial y muchas cosas más.
El huracán Paulina tocó tierra la tarde del 9 de octubre de 1997; antes de llegar a Acapulco, rodeó la ciudad y desde la parte de atrás, tierra adentro, provocó fuertes lluvias sobre el puerto, fue una noche donde no paró de llover hasta el amanecer; esa gran cantidad de agua fue la que causó todos los daños en Acapulco.
En ese tiempo, el gobierno federal destinó 6 mil 200 millones de pesos para el rescate, esto incluyó no sólo los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), sino también inversiones en infraestructura urbana, educación, salud y saneamiento. Además de los recursos de los gobierno federal y estatal, hubo apoyo de organismos internacionales y aportaciones de la iniciativa privada que también contribuyeron a la reconstrucción.
Después de Paulina, cientos de damnificados fueron reubicados en zonas inundables, como la unidad habitacional Alejo Peralta, que ahora con el huracán John, nuevamente quedaron inundadas. También en la entrada de Acapulco, que es una parte plana, miles de hogares de Ciudad Renacimiento y la colonia Zapata resultaron afectadas con inundaciones.
Según los datos oficiales, 207 personas murieron, 300 se reportaron como desaparecidas, 52 mil personas perdieron su vivienda; además se calcularon pérdidas materiales por millones de dólares.
Con Ingrid y Manuel, en septiembre del 2013, la mitad del territorio de México se encontraba lleno de nubes, lo cual provocó intensas precipitaciones en la mitad del país. Ante los daños provocados por las lluvias, se puso en marcha el Plan Nuevo Guerrero, se canalizaron 30 mil millones de pesos del Fonden, para la atención de la emergencia y la reconstrucción en infraestructura, vivienda, carreteras, puentes, hospitales y escuelas.
Por la destrucción provocada con los huracanes Ingrid y Manuel se tuvo que reconstruir varias carreteras, como la Chilpancingo-Iguala y otras más incluyendo una parte de la Autopista del Sol, donde hubo muchos derrumbes.
La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) construyó en la comunidad de la Pintada, en la sierra, una unidad habitacional ante las pérdidas de cientos de casas; lo mismo ocurrió en la colonia El Mirador, en Chilpancingo, gran parte de esas casas ha sido demolida en dos ocasiones por fallas estructurales en la construcción de las viviendas, con fuertes inversiones federales que se han ido a la basura, sin sanciones a las empresas constructoras, ni a los funcionarios responsables.
Según cifras oficiales Ingrid y Manuel dejaron la muerte de 157 personas en Guerrero. 40 mil turistas quedaron varados en Acapulco, por lo que se implementó un puente aéreo con la participación de las secretarías de Defensa Nacional, Marina y empresas privadas, el cual también fue utilizado para llevar alimentos y medicinas a la región.
