
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de un arancel del 100% a todos los medicamentos farmacéuticos importados, medida que entrará en vigor el 1 de octubre de 2025. Este gravamen afectará principalmente a los productos farmacéuticos de marca o patentados que no estén siendo producidos dentro del país. Sin embargo, las empresas que estén construyendo instalaciones de fabricación farmacéutica en Estados Unidos podrán estar exentas de esta tarifa.
La administración Trump justifica esta decisión como parte de un esfuerzo por reducir el déficit fiscal y fortalecer la producción nacional de medicamentos. El presidente ha señalado que esta política busca incentivar a las compañías farmacéuticas a establecer plantas de producción en territorio estadounidense, promoviendo así la autosuficiencia en el sector salud.
La medida ha generado preocupación entre expertos y líderes empresariales, quienes advierten que los aranceles podrían elevar los costos de los medicamentos y ejercer presión sobre los sistemas de seguros de salud. Además, la incertidumbre sobre la aplicación de las exenciones y los plazos de implementación ha generado inquietud en el sector farmacéutico.
En respuesta a estas preocupaciones, la Unión Europea y Japón han expresado confianza en que los aranceles a los medicamentos importados desde sus países no superarán el 15%, según acuerdos comerciales previos. Sin embargo, la falta de claridad en los detalles de la implementación de los aranceles ha mantenido el ambiente de incertidumbre en el comercio internacional.
La implementación de estos aranceles coincide con un período de tensiones comerciales globales, incluyendo disputas con socios comerciales clave como China, Canadá y la Unión Europea. Se espera que la medida tenga repercusiones significativas en las relaciones comerciales internacionales y en los costos asociados al acceso a medicamentos en Estados Unidos.