
Esta semana, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) vivió un nuevo episodio de tensión en medio del prolongado conflicto estudiantil, luego de que la rectora Patricia Zarza Delgado pospusiera un encuentro con alumnos de la Facultad de Medicina ante amenazas directas por parte del colectivo Enjambre, uno de los grupos más radicales del movimiento estudiantil.
De acuerdo con versiones internas, la reunión tenía como objetivo iniciar un proceso de diálogo tras la decisión del alumnado de Medicina de levantar el paro que mantenían desde hace semanas y entregar un pliego petitorio con demandas legítimas. La expectativa era reanudar actividades académicas y abrir canales de comunicación con la nueva administración.
Sin embargo, la convocatoria generó reacciones hostiles. El grupo Enjambre, que ha encabezado una línea intransigente dentro del movimiento, advirtió que boicotearía la reunión si se concretaba. Las amenazas, aseguran fuentes universitarias, no fueron anónimas. Se atribuyen a liderazgos estudiantiles de las facultades de Ciencias Políticas y Humanidades, quienes exigen que la rectora firme un documento en el que reconozca como ilegítimo el proceso mediante el cual fue electa.
“Ya no se trata de luchar por causas comunes o mejores condiciones, sino de un chantaje disfrazado de activismo”, señalaron voceros universitarios, al destacar que los intereses detrás del paro se han desviado hacia fines políticos y personales.
Frente a la escalada de tensiones y ante la falta de consenso entre los distintos grupos estudiantiles, Zarza Delgado decidió aplazar el encuentro con Medicina y enfatizó que “no hay condiciones para un diálogo constructivo mientras persistan las amenazas y el riesgo de confrontación”.
Pese a este clima adverso, durante la primera semana de acercamientos con diversos sectores de la comunidad estudiantil, se ha logrado el levantamiento del paro en cinco espacios académicos. Sin embargo, aún permanecen cerrados 17 planteles, entre ellos las unidades académicas de Acolman y Chimalhuacán, así como los centros universitarios de Tenancingo, Texcoco y Tianguistenco.
La Rectoría ha insistido en que no existe otra instancia fuera de la universidad que pueda resolver el conflicto, y por ello la propia rectora ha encabezado las visitas a facultades, abriendo espacios de escucha directa con el alumnado.
En este contexto, voces universitarias advierten que el paro ha dejado de ser una herramienta legítima de protesta para convertirse en un mecanismo de presión que pone en riesgo el derecho a la educación de miles de estudiantes. “Es momento de distinguir entre el activismo genuino y el oportunismo que se disfraza de revolución”, expresaron.
La comunidad universitaria exige una solución de fondo y advierte que la simulación y los intereses particulares no pueden seguir secuestrando el destino de la UAEMéx.