
La restitución de las momias, este lunes, se da en pleno movimiento a favor de la devolución de restos humanos, obras u objetos a su país de origen por parte de los museos occidentales.
En una ceremonia en el Museo de Etnografía de Ginebra (MEG), su directora, Carine Ayélé Durand, destacó que la ciudad hace “un gesto fuerte en términos éticos al devolver restos humanos a sus beneficiarios, como ya lo había hecho en 2014 a petición del pueblo maorí de Aotearoa”, el nombre maorí de Nueva Zelanda.
“Ginebra, ciudad de paz y diálogo, sede de organismos internacionales, debe dar ejemplo”, agregó otro dirigente municipal, Sami Kanaan, antes de devolver las cajas que contenían las momias a la ministra boliviana de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, Sabina Orellana Cruz. “Lo que buscamos, más allá de la restitución. Es la reparación ética”, señaló la directora del museo.
Fue en nombre de la “ética” que las tres momias, dos adultas y un niño, no fueron exhibidas durante la ceremonia. Los periodistas solo pudieron ver las grandes cajas dentro de las cuales se habían colocado los tres cuerpos humanos momificados en cuclillas.
Las cajas fueron luego insertadas en grandes cajones de madera, sobre las que el cónsul boliviano en Suiza puso un sello para que viajen con la “valija diplomática”, a bordo de un avión. “Hoy para Bolivia es un reencuentro con nuestras raíces” dijo la ministra boliviana.
